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Y que disfrutes con la experiencia. Mis consultas de aromaterapia están dirigidas a todos los que quieren tomar las riendas de su salud y la de los suyos, a los que experimentan las consecuencias de una vida con estrés, a quienes tienen dificultad para conciliar el sueño, dolores de espalda o malas digestiones, a quienes se resfrían o les duele la cabeza, a quienes quieren avanzar en su crecimiento personal y espiritual… En definitiva, a todos nosotros.
La Naturaleza nos ofrece los recursos necesarios para restaurar nuestro equilibrio. Hipócrates, uno de los padres de la medicina, decía que en ella hay un remedio para todas y cada una de las enfermedades. Nos podemos proveer en la Naturaleza de todo lo que necesitamos; las plantas tienen mucho que ofrecernos.
Y de sus beneficios y riesgos sobre nuestro bienestar físico, emocional, mental y espiritual, así como de su impacto sobre el medio ambiente, el desarrollo sostenible y el comercio justo. Es, simplemente, una cuestión de toma de consciencia sobre la propia vida, de asumir responsabilidad sobre nuestras acciones y nuestro bienestar, no sólo de «consumir productos».
Cada vez más necesitamos hacer hincapié en la comprensión del cuidado y conservación de la Naturaleza, de la belleza y la maravilla de cuidar la Tierra de una manera más empática, más amorosa en beneficio de todos.
Cuando hablamos de aromaterapia se puede crear alguna confusión en función del conocimiento que se disponga sobre esta terapia. Ya solamente el nombre, aromaterapia, terapia de los aromas, hace que mucha gente tenga una visión limitada de lo que es esta herramienta tan sutil y potente.
Hay gente que relaciona la aromaterapia con el hecho de ‘oler aromas’: velas, ambientadores, masajes, spas… Si sólo nos quedáramos con eso (el bienestar que nos da oler algo que huele bien), nos limitamos a una visión muy reducida, y eso hará que nos perdamos una parte importante de lo que nos ofrecen los aceites esenciales. Son ideas preconcebidas de la terapia de los aromas que limitan su visión y generan una cierta desconfianza.
Por otro lado, el uso y abuso del término aromaterapia en el sector de los ambientadores de supermercado genera mucha confusión, y además desacredita la verdadera aromaterapia, ya que normalmente se hace un empleo engañoso del término, al asociarlo a artículos que no contienen aceites esenciales, sino productos químicos.
La Aromaterapia es el arte y la ciencia del uso de los aceites aromáticos extraídos naturalmente de las plantas para equilibrar, armonizar y promover la salud, el bienestar del cuerpo, las emociones, la mente y el espíritu; es decir, para lograr un estado de salud y bienestar en todos los aspectos de nuestra vida. Se busca unificar los procesos fisiológicos, psicológicos y espirituales, para mejorar el proceso de curación innata de un individuo.
También hay mucha confusión en torno a la definición de lo que es un aceite esencial. Si entramos en la palabra ‘aceite’, muchos pueden pensar en grasa; sin embargo, un aceite esencial no contiene grasa. Es una sustancia que cuando se obtiene, flota, observándose una consistencia similar al aceite.
Un aceite esencial es un producto muy concreto que se obtiene por un procedimiento muy preciso. Este procedimiento es la destilación por corriente de vapor de partes muy concretas de las plantas y árboles, partes que contienen esencias aromáticas almacenadas en unos órganos. El líquido resultante de la destilación por corriente de vapor se llama aceite esencial.
El término “aceite esencial” nos señala la esencia de la planta, haciendo referencia a la idea aristotélica de que la materia está compuesta por cuatro elementos: fuego, aire, tierra y agua. El quinto elemento o quintaesencia es el espíritu, la energía o fuerza vital. En la alquimia de la antigüedad se pensaba que, a través de la evaporación y destilación de partes de la planta, se capturaba el espíritu de dichas plantas. De ahí derivan términos como bebidas espirituosas o aceite esencial.
Los aceites esenciales deben su eficacia terapéutica a su composición química, extremadamente potente y compleja. Podemos afirmar que en la Naturaleza nada es más denso, y a la vez sutil, que las esencias de las plantas aromáticas, que son las que nos ofrecen tratamientos que actúan eficazmente en lo más profundo del ser. Los aceites esenciales están compuestos por una gran riqueza de moléculas, como puede ser el caso del de lavanda, que contiene 250 principios bioquímicos.
Una de las características destacadas de los aceites esenciales es que son un producto realmente concentrado. Por ejemplo, en un litro de aceite esencial de lavanda están concentrados 150 kilos de sumidades floridas de la planta. Increíble y asombroso, ¿verdad?
Los aceites esenciales son materia prima bioquímica pero también energética, vibración e incluso información. Cuidan y curan cuerpo, mente y espíritu; tres en uno. Las esencias de las plantas aromáticas se convierten en lo más poderoso de la Naturaleza, a disposición de todo ser vivo en el planeta Tierra.
Los aceites esenciales han formado parte de la historia de la humanidad y, seguro, ocuparán un lugar de importancia en el futuro, erigiéndose como un regalo eterno de la Naturaleza, unos compañeros aromáticos imprescindibles y un apoyo valioso en nuestra vida diaria.
Son ideales para tratarnos a nosotros y a todos los miembros de nuestra familia, siempre y cuando se utilicen de forma correcta y en el momento oportuno. Son productos realmente eficaces, fiables y naturales, que responden a esta creciente necesidad de equilibrarnos totalmente respetando siempre nuestro organismo, ayudándonos a vivir mejor en nuestro día a día.
Los aceites no sólo nos sorprenden por su capacidad de actuar a nivel físico, sino también por interactuar en los aspectos mentales, emocionales, espirituales y estéticos de nuestra vida. Los podemos utilizar en la cocina, con nuestras mascotas, para cuidar nuestras plantas… mejorando nuestro estilo de vida. Nos proporcionan una farmacia fragante llena de remedios para todos los aspectos de nuestra existencia.
La aromaterapia se une perfectamente a una de mis grandes pasiones: los caballos. Tengo la especialización de Aromaterapia para animales domésticos, con la que trato a Thot, mi gato, y a los caballos.
Trabajo con los caballos basándome en la etología equina, es decir, el respeto y la comprensión del comportamiento animal en su entorno. Hago doma natural, conexión energética, trabajos en libertad y equitación centrada. Y la aromaterapia me resulta una gran aliada en este aspecto.