Aromaterapia
Tengo la fortuna de trabajar con una de las terapias más placenteras, más hedonistas que existen: la aromaterapia. Casi todos los aceites esenciales huelen muy bien y me hacen sentir bien; me hacen sentir en equilibrio, encontrar la paz, la energía…
Una vez los pruebas y los sientes en ti, te enamoras, y es a través de la pasión por la verdad como estos productos de la naturaleza me transmiten que yo puedo ofreceros mis conocimientos y mis experiencias.
La aromaterapia nos ayuda a analizar lo que podemos hacer para sentirnos mejor y a ser más conscientes de dónde nos encontramos.
Aromaterapia y consciencia,
¡qué bello tándem!
Es necesario determinar en qué mundo queremos vivir y cómo queremos manifestarnos en él. Y esto se hace con las decisiones y las acciones del día a día. Es fundamental tomar consciencia de que somos responsables de nuestra salud, de nuestro bienestar.
Se precisa de un enfoque holístico, global, para tener una comprensión más profunda de cómo actúa en nuestro organismo la aromaterapia. La potente y compleja composición bioquímica de un aceite esencial hace que trabaje, al mismo tiempo, procesos fisiológicos, psicológicos, mentales y espirituales.
Hemos de ser conscientes de que todo lo que nos sucede tiene que ver con nosotros, nada es “externo”. Si dirigimos la mirada a nosotros mismos, comenzamos a tomar conciencia, a darnos cuenta de aquello que acontece en nuestra existencia. Lo que manifiesta nuestro cuerpo nos habla de una serie de conflictos bioquímicos, emocionales, mentales, espirituales… no resueltos. Y en este escenario es donde la aromaterapia hace un trabajo de excepción.